La imagen dice mucho. Es un corazón y no tiene ojos.
Yo sé que este post es cursi, así que si ud. es de esos lectores a los que les da asco el amor... pues entonces aléjese.
Ayer hubo ofrendas en la escuela. Y yo vi al dios de ojos chiquitos mucho, mucho tiempo. A cada mirada me derretía y decidí que en una de esas yo le entregaba todo lo que tengo. ¿Que qué tengo? pues nada más y nada menos que un triste y sucio corazón (que no es el de una res como el de la foto) pequeño y que no tiene nada dentro más que cada suspiro que me aguanto cuando estoy cerca del dios de ojos chiquititos.
Yo sé que este post apesta, pero uno necesita, de vez en cuando, vomitar los sentimientos que se tienen atorados.
Entonces ayer yo fui la ofrenda.
Acá la ofrenda donde su pusieron los corazones. Sólo espero que el dios de ojos chiquitos la haya mirado lo suficiente como para entender el tamaño de ofrenda que se le ofrecía.
5 comentarios:
La ofrenda quedó muy linda...y el corazón...creo que a veces pareciera que sigue palpitando...
Sigue palpitando. Claro que palpita re-fuerte cuando veo al dios de ojos chiquititos
Entonces...qué no pare de palpitar!
Algún día se ha de agotar...
No hay que medir la duración del latido, más bien adentrarnos en su sonido sin qubrar su ritmo con el pensamiento incesante que provocan las interrogantes del qué pasará.
Deseo que su latido simplemente SEA.
Linda noche señorita!
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