abril 13, 2009

Los Gatos

Desde que regresé a casa de aquel viaje aburrido me di cuenta de que había algo distinto: la luz iluminaba cada rincón, un dulce olor inundaba el ambiente, los pajarillos cantaban sus lindas melodías.
No, los pájaros ya no cantaban como antes. Pero aún así algo había de diferente en mi casa, la cual ya no reconocía como mía. Subí corriendo a ver a mi nueva mascota, pues después de quince días de ausencia no creí que siguiera viva, pensé que había muerto de inanición y que tendría que planear un funeral. Entré apresurada al cuarto de descanso a ver a mi diminuto amigo cuando, como un rayo de luz viajando en el espacio, vi dos pares de orejas puntiagudas acercarse sigilosamente hacia mí. ¡Gatos! Hay gatos en mi casa, dos gatos negros, dos hermosos y robustos gatos negros, un par de animalitos de orejas puntiagudas y largas colas negras. Mi sueño hecho realidad: mascotas de tamaño normal, con vivarachos ojos grandes, con agilidad para correr y pedir la comida a través de un melódico maullido, unas mascotas que me complacieran con sus cariñitos y que me extrañaran a cada segundo que no estuviera con ellos. Un macho, una hembra, Whisky y Juno. Simplemente míos.
Me enteré después de que mi madre se había llevado a mi diminuto amigo a otro lugar donde no corriera peligro; que a los gatos los encontró dormidos entre las flores y que en cuanto les miró los ojos redondos se enamoró de ellos. Me dijo la raza y que su estómago era muy delicado, que había que servirles una cantidad de comida de no más de 150 gramos al día, que el baño era cada tres semanas con agua tibia y jabón especial para cuidar su piel.

Las siguientes dos semanas me fui dando cuenta de que algo andaba muy mal con esos gatos: lo raro era que no ronroneaban por más cariños que les hiciera, los gatos me habían mordido ya un par de veces, el empaque de la comida no decía “gatos” ni nada de eso, jugar persiguiendo pelotas parecía ser su pasión y disfrutaban mucho la hora del baño.


Un día, mientras tomaba un baño, oí a un perro ladrar. Salí como loca del baño pensando en que algo les podría pasar a mis gatos, bajé las escaleras, atravesé la sala y abrí la puerta del jardín. Nada. Mis amados gatos seguían jugando con una pelota de esponja que ya estaba bastante malherida. <>. Subí a terminar mi baño y, ya en mi cuarto, me asomé por la ventana y miré. << ¡Mamá, ¿quién dejó entrar a esos perros?!>> ¡Mis gatos! Cuando llegué de nuevo a la puerta del jardín me detuve como quien trata de sorprender a alguien. Ladrido. Abrí la puerta y de la nada me saltó encima uno de mis gatos, el macho, Whisky, me lengüeteó la cara y… ¡los gatos ladran!
Me preguntaba si mi mamá habría notado algo extraño en el comportamiento de los gatos, pero no me atrevía a preguntarle por temor a que pasara lo de la última vez. Mi amor por los gatos crecía cada vez más, aunque no paraba de preguntarme sobre las cosas raras que hacían: el lunes pasó lo de los ladridos, el miércoles los oí graznar, el viernes los oí croar, el domingo los vi nadar en una cubeta y el martes siguiente parecían hámsteres. Hoy me desperté pensando en mi diminuto amigo, me entraron la nostalgia y los recuerdos, me levanté de mi cama a mirar lo que quedaba de su nidito y ahí me lo encontré. Seguramente murió de inanición, pobrecito. Tomé su frío cuerpecillo y lo metí en una cajita. Bajé las escaleras. Llegué al jardín. Abrí la puerta y los gatos ya no estaban. En su lugar había un par de hombres-gorilas vestidos de blanco listos para llevarme de vuelta a la otra casa, donde las paredes son suaves, blancas y lisas y están llenas de gatos; mis dos gatos negros.

***

Al estimado anónimo que piensa que las historias son "copias" nomás le quiero decir que no, que son ciento por ciento mías de mi tecla y mouse

Por cierto, ya que nadie lee el blog (no se ofendan los pocos que sí lo han hecho) ni deja su comentario-sugerencia, y como la verdad con el calor el coco no me funciona bien, postearé (está bien dicho?) la primer babosada que se me ocurra... en conclusión: porfa (neta en buen plan) dejen su sugerencia.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

BUENA HISTORIA PARA REIRSE UN RATO JEJEJE,POR CIERTO BUENOS NOMBRES.

Anónimo dijo...

hola!

Anónimo dijo...

K ONDA NADIA!!

ME GUSTO LA HISTORIA , ES EXTRAÑA

MUY BIEN

XOXOX

MCR!!

Anónimo dijo...

buenas historias mi niña, tu sabes que eres buena para estas cosas, solo no corrompas tu mente, siempre escribe lo que te haga feliz y te haga sentir bien, te amo

Rodolf* dijo...

aloo0!!!!!!
:D
ola nina moxa
como tax te re extraño y si te voe a ir aver pero el sabado nose si puedas pero seria tempre pork salgo a otro lado
dale nina estan lokas tus historias
y ya me volvi seguidor dale jajaja
dale cuidate y saludos a la familia
y si se extraña la secu
bye
revisa mi revista mas seguido y mi diario http://habitantedelaluna.blogspot.com/
q ya lo tengo desde hace muxo pero no escribo muy seguido solo cosas raras lokas y tontas q me suceden dale cuidate
bye
kisses de miles de sabores
ciao
bonsoir