junio 16, 2009

De cómo casi muero

Sobre cómo casi muero el día de hoy

La sensación era magnífica. El sudor bajaba por mi frente y el calor de mi cuerpo me hacía temblar de gusto. La sed era producto del esfuerzo y yo ya no podía continuar.

“Series de cinco: doce abiertas, doce en medio y doce cerradas; sin descanso” 100 kilos que tendría que cargar con mis piernas. No me preocupé porque estaba segura de que podría con eso. ¿Cómo no voy a poder si ya he cargado más peso? [disculpen la rima interna]

Doce abiertas, doce en medio, doce cerradas. Doce abiertas, doce en medio, doce cerradas. Doce abiertas, doce cerradas. Te faltan las de en medio. ¿En serio? Ni cuenta me dí.

La cabeza parecía no querer cooperar con mi equilibrio. Las piernas pesaban. Al tratar de levantarme me tuve que sostener de algo, pero mis brazos también se habían puesto en contra mía y lo único que sentí fue el roce del aire en ellos. Un muro. Por suerte enfrente de mí había un muro y ahí me recargué.

Las personas pasaban frente a mí como sombras, eran sombras, yo las veía como sombras. Los sonidos llegaban de a poco a mis oídos y se tornaban más molestos. La piel [de delicioso chocolate que tengo] decidió que cada poro se rebelara. El calor desapareció y el sudor frío ya bajaba por mi frente. ¿Estás bien? Sí, sí, claro. Traté de decir, pero los labios sólo dejaron escapar algo como
kjhbyui.

Cerré los ojos y mi madre ya tenía una paleta [yomii de uva!!] en la mano y un gatoradee para que me lo tomase. “Se te bajó la presión”

La presión. Cosa estúpida. Yo, señorita ya muy poco respetable, yendo a hacer ejercicio [mi querida sabe qué parte de mi cuerpecillo específicamente] que se me baje la presión y me haga actuar como estúpida. Eso es degradante.

El chico entrenador me preguntó que si había comido. Sí, claro. Y como pensó que estaría muy cansada me dijo Vete a descansar. Ok, pero regreso mañana a terminar lo que empecé hoy. Su sonrisa me dejó entender que había entendido que sabía que era en serio. Que regresaría por más, dispuesta a vencer a mi presión.

La sensación fue del asco, eso es cierto. Pero como decía un profe [ooh, el querido profe Justo] “si no duele, no sirve, si no duele, no sirve”. Además, cuando esa parte de mi cuerpo [insisto, mi querida sabe de qué parte hablo] quede muy bonita, la baja presión se me olvidará.
Sisisii.


(lunes, junio 15; 2009. 19:30 p.m.[aprox.])

1 comentario:

liz dijo...

ok para vencer a la presion hay que repetirlo todos los dias sin parar...